domingo, 29 de julio de 2012

Tr3s (Ted Dekker)


Título original: Thr3e
Traductor: Ricardo y Mirtha Acosta
Páginas: 400
Publicación: 2003 (2007)
Editorial: Grupo Nelson
Categoría: Policíaca y espionaje
ISBN: 9788497638791
Sinopsis: Kevin Parson va conduciendo a altas horas de una noche de verano, cuando de repente suena el móvil. Alguien que se identifica como Slater le dice con voz entrecortada: Vamos a jugar a un jueguecito, Kevin. Tienes exactamente tres minutos para confesar tu pecado al mundo. Si te niegas, el coche que llevas saltará por los aires. Fin de la llamada. A Kevin le entra el pánico. ¿Quién haría una llamada así? ¿De qué pecado habla? Se baja del vehículo. Justo tres minutos después, una enorme explosión mete a todos en una guerra contra la locura. Que empiece el juego. Justo después, Kevin recibe otra llamada. Otro acertijo, otro ultimátum, otra bomba -una más grande- si no confiesa su pecado. En compañía de la agente del FBI, Jennifer Peters, y de Samantha Sheer, del CBI, Kevin corre todo lo que puede para ganarle a Slater en su propio juego, pero Slater siempre le lleva la delantera. Las amenazas son cada vez más fuertes y el país exige respuestas.

Un descubrimiento de libro. Es trepidante y engancha desde el principio. Valoro especialmente que su final sea sorprendente, asombroso y bien solventado, porque hay muchas novelas que, siendo muy buenas, resuelven fatal el final, de forma apresurada, poco creíble o previsible. Sin embargo en este caso no sólo no decepciona, sino que es uno de los puntos fuertes del relato.

Dentro de su género, cumple sobradamente: el desarrollo de la acción, los giros argumentales... te tienen leyendo de principio a fin. Los detalles son importantes y eso obliga a una lectura atenta.

No carece de transfondo filosófico, con una reflexión implícita de la maldad que todos llevamos (o no) dentro y que supone una elección ética y personal (ignorar nuestra propia “dosis” de maldad, o enfrentarnos a ella). Es verdad que las primeras páginas del libro desconciertan un poco y puede que para algún lector impaciente se le haga cuesta arriba avanzar para superar las primeras reflexiones entre el protagonista, Kevin, y el decano de la facultad en la que estudia, en la que se enzarzan en una conversación sobre el mal y las personas (“¿escoge el hombre simplemente el mal, o lo crea?”). Parece ser que es característico de este autor (desconocido para mi hasta ahora) que sus personajes se enfrenten a dilemas morales y espirituales, sus padres eran misioneros y Dekker en sus novelas siempre refleja esa batalla ancestral entre el bien y el mal.

Pese a que a algunas personas se les pueda atragantar ese debate filosófico inicial, no dificulta la lectura, por original y creativa, porque atrapa, contiene mucha acción, intriga, misterios, enigmas, acertijos, sorpresas y cumple lo que promete: “nada es lo que parece”. Una lectura ágil, con pocas descripciones y mucha acción. Es una lectura entretenida, que te mantiene en la trama y sin grandes pretensiones.

martes, 24 de julio de 2012

Una lectora nada común (Alan Bennett)


 

Título original: The uncommon reader
Traductor: Jaime Zulaica
Páginas: 128
Publicación: 2007 (2008)
Editorial: Anagrama
Categoría: Narrativa
ISBN: 9788433974754
Sinopsis: Si sus perros hubieran respondido a su llamada, la reina no habría descubierto el vehículo de la biblioteca móvil del ayuntamiento aparcado junto a las puertas de las cocinas del palacio. Y no habría conocido a Norman, el joven pinche de cocina que estaba leyendo un libro de Cecil Beaton e iba a constituirse en su peculiar asesor literario. Pero ya que estaba allí, la reina decide llevarse un libro. ¿Y qué puede interesar a alguien cuyo único oficio es mostrarse interesada? Isabel II de Inglaterra descubre en los estantes de la biblioteca el nombre de una escritora que conoce, Ivy Compton-Burnett. Y de ella a Proust. Y de Proust a Genet, cuya sola mención hará temblar al presidente de Francia, sólo median algunos libros. Así, azarosamente, ella, que hasta entonces sólo había sido un lugar vacío ocupado por una fuerte idea del «deber», descubrirá el vértigo de la lectura, del ser, del placer.


Un libro fabuloso. Muy cortito y de lectura tan rápida como refrescante (es más un relato que una novela). Un humor muy inglés a lo largo de todo el relato, como es característico del autor. La protagonista es nada menos que la reina de Inglaterra, pero Bennett dibuja a la protagonista con mucho respeto y casi que con ternura.

No es una historia exactamente, con introducción, nudo y desenlace; nos cuenta cómo la reina accede al mundo de la lectura y este hecho la cambia totalmente. De ser una persona inasequible, lejana, fría, opaca… pasa a ser una persona cercana, próxima, con dudas, contradicciones, curiosidades y mucha impaciencia por seguir leyendo.. El descubrimiento del mundo de los libros la humaniza.

Con un estilo impecable y una ironía elegante, Bennett hace una crítica velada a una sociedad que vive a espaldas de la literatura y por tanto vive ignorante de la riqueza que nos ofrecen los libros, así como del aprendizaje que tenemos al alcance. Hay otra reflexión implícita y no menos demoledora: hay muchos tipos de lectores (y muchos tipos de literatura y de libros) y no necesariamente leer implica aprender ni aprehender (en el sentido de asimilar, casi de forma empática, lo que se lee)

Se trata, pues, de una reflexión sobre la magia de la lectura, de la capacidad para aprender, ponerte en el lugar de los otros y vivir experiencias de forma indirecta que tiene la lectura. Una novela divertida, curiosa, ligeramente irreverente, simpática. Recomendable.

sábado, 21 de julio de 2012

El abuelo que saltó por la ventana y se largó (Jonas Jonasson)


Título original: Hundraåringen som klev ut genom fönstret och försvann är författaren
Traductor: Sofía Pascual Pape
Páginas: 416
Publicación: 2010 (2012)
Editorial: Salamandra
Categoría: Narrativa
ISBN: 9788498384161
Sinopsis: Momentos antes de que empiece la pomposa celebración de su centésimo cumpleaños, Allan Karlsson decide que nada de eso va con él. Vestido con su mejor traje y unas pantuflas, se encarama a una ventana y se fuga de la residencia de ancianos en la que vive, dejando plantados al alcalde y a la prensa local. Sin saber adónde ir, se encamina a la estación de autobuses, el único sitio donde es posible pasar desapercibido. Allí, mientras espera la llegada del primer autobús, un joven le pide que vigile su maleta, con la mala fortuna de que el autobús llega antes de que el joven regrese y Allan, sin pensarlo dos veces, se sube con la maleta, ignorante de que en el interior de ésta se apilan, ¡santo cielo!, millones de coronas de dudosa procedencia. Pero Allan Karlsson no es un abuelo fácil de amilanar. A lo largo de su centenaria vida ha tenido un montón de experiencias de lo más singulares: desde inverosímiles encuentros con personajes como Franco, Stalin o Churchill, hasta amistades comprometedoras como la esposa de Mao, pasando por actividades de alto riesgo como ser agente de la CIA o ayudar a Oppenheimer a crear la bomba atómica. Sin embargo, esta vez, en su enésima aventura, cuando creía que con su jubilación había llegado la tranquilidad, está a punto de poner todo el país patas arriba.

Un titulo muy atractivo y una portada que echa para atrás. Y la misma contradicción que me producía título y portada se mantuvo en la lectura: el pasado de Allan Karlsson en ocasiones me echaba para atrás, por repetitivo en el nudo y desenlace de las distintas aventuras que vive, mientras que la historia que se desarrollaba en el presente me seducía bastante más al principio, pero también el interés duró poco.

La estructura del libro, alternando episodios de la (larga) vida del protagonista con la aventura que vive en el presente se me hizo molesta a ratos. Las historias situadas en el pasado me parecieron muy iguales unas a otras, aunque (excepto el protagonista principal y, ocasionalmente, algún protagonista secundario) cambiaran los personajes, el momento histórico y la localización. La historia situada en el presente es predecible y pretende ser tan rocambolesca que el propio autor acaba teniendo apuros para desenredar todo lo que ha montado para llevar a los protagonistas al final que quiere llevarles. No daba para tantas páginas y algunos de los compañeros de viaje del protagonista, una vez integrados en la “pandilla” y conocida su historia, son prácticamente prescindibles.

Al principio el libro es más interesante, pero cuando la reiteración estructural en las tramas del pasado se me hacen evidentes y los recursos son una y otra vez los mismos, la lectura dejó de ser fluida y los cambios del presente al pasado y del pasado al presente me suponían más una interrupción que un recurso positivo.

¿Es creíble la historia? Respondo con otra pregunta ¿es creíble El Quijote o La biblia?. Los datos históricos no concuerdan (ni otros: ¡¡¡paella andaluza!!). No, no es creíble y la documentación es inexistente, pero carece de importancia porque es un libro que intenta ser absurdo y surrealista. Pretende ser una comedia de ficción y no un libro de historia.

¿Es divertido el libro? Tiene momentos divertidos, pero otras veces parece estar contando el mismo chiste una y otra vez. Y claro, acaba por no tener gracia. Hablamos de un humor sencillo y construido con recursos muy básicos. La crítica a determinados personajes y acontecimientos históricos y a la sociedad sueca no es especialmente mordaz ni inteligente y se queda en superficial.

También he tenido problemas con los personajes, no acabo de conocerlos bien ni de sentirme próxima a ellos. Me parecen simpáticos por lo que dicen, pero no por lo que son (porque tampoco llego a saber cómo son). En definitiva: una novela original, simpática, pero que se hace reiterativa y pesada de leer según transcurre el libro. Claramente va de mas a menos, pierde originalidad y atractivo. Le sobran páginas y al autor le faltan recursos literarios y técnica para sostener las más de cuatrocientas páginas de la novela. Pueden hacer una divertida película, pero el libro no pasará a la historia.

Una curiosidad: “Al fin y al cabo” es una expresión que se repite en 46 páginas. Pero es que la expresión “Sin embargo” se repite nada menos que ¡¡¡172 veces!!!. Esto explica en parte porque mi lectura iba a trancas y barrancas. No sé si habrá más expresiones repetidas hasta aproximarse a lo literariamente abusivo, únicamente me fijé en estas dos porque no me pasó desapercibido. Pero el hecho de que me fijara en este detalle dice bastante del libro en sí (es lo que tiene el libro electrónico, que te facilita contabilizar estos datos que en papel no me hubiera parado a contar aunque hubiera observado que se repiten..)

miércoles, 18 de julio de 2012

La dama de la furgoneta (Alan Bennett)


Título original: The lady in the van
Traductor: Jaime Zulaika
Páginas: 96
Publicación:1989 (2009)
Editorial: Anagrama
Categoría: Narrativa (Memorias y Autobiografía)
ISBN: 9788433974938
Sinopsis: En 1974, cuando Miss Shepherd y su furgoneta se instalaron definitivamente en el jardín de la casa de Alan Bennett, ya hacía varios años que ambas eran conocidas en el barrio. Tras algunos extraños encuentros, y después de que algunos gamberros comenzaran a atacarla, Alan Bennett le sugirió que pasara las noches en un cobertizo de su jardín. Aunque, afirma el escritor, él jamás se engañó pensando que su impulso obedecía a razones puramente caritativas; aquel sadismo le había perturbado demasiado, se pasaba el día vigilando a Miss Shepherd, y así no podía escribir. Y éste fue el comienzo de una convivencia que duraría quince años, hasta la muerte de la excéntrica, reservada y digna Miss Shepherd, una persona y una presencia muy reales, y con más de una identidad y una vida, como descubrió Bennett después de su muerte.

Una novela (como el propio autor) muy inglesa. Bennett describe a la perfección la extraña y, en principio forzosa, convivencia con esta mujer indomable y extravagante que aparca su furgoneta en el jardín del autor y ya no hubo forma de que se fuera. Una mujer gruñona y anticomunista a la que acabas queriendo, de la misma forma que Bennett termina por tolerarla, porque al fin y al cabo es una víctima de sí misma que vivió como quiso vivir.

De forma irónica y con ese humor tan inglés, nos describe la convivencia con esta mujer de una conciencia política férrea. A pesar de los años que pasa con su furgoneta en su jardín (porque estamos hablando de una historia real, de hecho la novela son los extractos del diario del autor), sólo cuando la excéntrica mujer fallece Bennett descubre muchos pasajes de la vida de su "Inquilina" que ella se había negado a compartir (esta parte fue escrita años después, en 1994, después de la investigación de Alan Bennett). Una novela original, tierna, simpática y con cierta dosis de crudeza.

Una novela breve que revela mucho del gran autor que la escribe. Recomendable. 

sábado, 14 de julio de 2012

Castillos de cartón (Almudena Grandes)


Páginas: 202
Publicación: 2004
Editorial: Tusquets
Categoría: Narrativa
ISBN: 9788483102596
Sinopsis: María José Sánchez trabaja de tasadora de arte en una casa madrileña de subastas. Un día recibe la llamada de un antiguo compañero y amante, Jaime González, anunciándole que su común amigo, Marcos Molina Schulz, se ha suicidado. La noticia no sólo devuelve a la narradora a su época de estudiante de Bellas Artes, cuando todavía soñaba con ser pintora, sino que le hace revivir la torrencial historia de amor que vivieron los tres cuando ella apenas tenía veinte años. Con la amarga emoción de lo que se siente irrecuperable, María José reconstruye los detalles de aquella pasión triangular, imposible y excesiva, la alegría desbordante con que exploraron el sexo, la intimidad sin tapujos recién estrenada, la entrega cómplice y excluyente a la pintura. Fueron destellos de una felicidad intensa, verdadera, que sólo acabaron ensombreciendo los celos de los amantes y la injusta negociación con el talento de los tres aprendices de artista.

Vaya por delante que no soy una lectora imparcial de Almudena Grandes. Ni quiero.

He leído “Castillos de cartón” como hago siempre: independientemente de otras novelas de Almudena. No las comparo. Hacía tiempo que no leía nada suyo, ni siquiera me he leído aún ninguno de sus dos libros de los “Episodios de una guerra interminable”, porque Almudena Grandes me agota, no me permite saltarme ni una coma, no la puedo leer del tirón, tengo que tomar aire para seguir leyendo. Y al leer “Castillos de cartón” he comprendido porqué.

“Castillos de cartón” se desarrolla en Madrid en los años 80 (concretamente 1984-1985), la época de la movida. Pero la referencia a la movida es sólo eso: una referencia, porque no nos habla de la movida, pero sí nos sitúa en el pensamiento de esos años: años de liberación, pero con el lastre de la moralidad de los años anteriores:

“Estábamos en 1984, teníamos veinte años, el mundo todavía caminaba hacia delante, Madrid era el mundo y yo estaba en el medio, dispuesta a tragármelo sin tomare la molestia de masticar antes de cada bocado. Diez años antes, aquella escena no habría podido suceder. Diez años después, habría sido igual de imposible. Pero estábamos en 1984 y teníamos veinte años, Madrid tenía veinte años, España tenía veinte años y todo estaba en su sitio, un pasado oscuro, un presente luminoso, y la flecha que señalaba en la dirección correcta hacia lo que entonces creíamos que sería el futuro. Aquél fue nuestro riesgo, y nuestro privilegio”

Así nos sitúa Almudena, nos da el contexto espacio-temporal para contarnos la historia de un triángulo amoroso. Aunque en realidad, hablar de “pasión triangular” es faltar a la verdad: no se trata de una relación triangular, los dos chicos (Marcos y Jaime) no mantienen relación entre sí, la relación es entre José (no confundirse: es una chica) y los dos chicos, y los dos chicos con José. En ningún momento es un triángulo, quizá sea otra figura geométrica, pero no un triángulo, los tres protagonistas no están unidos entre sí por la misma pasión sexual y amorosa.

No es el triángulo la clave de esta novela, sino el número: el tres. El libro está dividido en cuatro partes:

1)     El arte (donde el tres es un número impar)
2)     El sexo (donde el tres es un número aparte, un número diferente y especial)
3)     El amor (donde el tres es un número par y se produce el desequilibrio, la balanza y el fluir de las emociones ya no son iguales ni bidireccionales)
4)     La muerte (el tres ya no es ni siquiera un número)

Toda la historia está centrada en los tres protagonistas y su relación, por lo que, pese a ser (atípicamente) una novela corta, la intensidad hace que parezca más larga de lo que realmente es.

Una de las cosas que más me gusta de Almudena Grandes es su capacidad para transmitir lo especial que es la normalidad. La sensibilidad y lo especial que hay en cada uno de los seres más normales (y por tanto identificables, nos reconocemos en ellos) es algo que transmite de una forma tan fácil que me fascina. Por eso sus personajes tienen nombres tan comunes (no necesitan destacar con nombres llamativos): María José Sánchez, Jaime González, Marcos Molina..

En esa recreación de lo cotidiano, Almudena no hace trampas, y serán precisamente los aspectos más cotidianos y mundanos lo que lleve a los protagonistas al desenlace. Porque en el día a día, lo cotidiano nos aleja de lo sublime, de lo emocional, de lo intuitivo; los códigos morales no escritos, las ataduras de la educación familiar suponen muchas veces un lastre, las obligaciones que nos impone la sociedad y que asumimos como propias nos hace cuestionar cada paso que damos por alejarnos de lo material. Y ahí, insisto, Almudena no hace trampas y esos elementos tienen su papel en la historia.

En esta novela aparecen muchas de las constantes de su autora: los contrastes y  contradicciones personales, la memoria (como algo que perdemos, más que como algo que recuperamos), las dudas, las inseguridades, la culpa (¡ese lastre que nos ponemos!). El lenguaje de Almudena siempre es muy descriptivo, apenas deja resquicio para que el lector improvise. Tiene una capacidad tremenda, inmensa y poderosa para describir sensaciones, emociones, lo invisible, el espacio íntimo de los personajes, su mundo interior. Todo ello en un contexto tan cotidiano que, insisto, siempre te reconoces en alguna parcela del mundo que nos crea Almudena Grandes.

Tengo que hacer alguna crítica al libro y la voy a hacer precisamente respecto a la caracterización de los personajes: aunque la novela está centrada en ellos, son protagonistas absolutos, y pese a que sí, los entiendes, los comprendes, los identificas y te identificas en algún momento con ellos…; pese a eso, creo que Almudena podría haber profundizado más en la caracterización de los personajes.

Marcos, quizá el más atractivo (como personaje) de los tres queda a veces algo desdibujado y borroso. Y es una lástima porque es, probablemente, el que ofrece más matices: tímido, introvertido, observador, inseguro. Jaime responde más a un patrón más conocido y reconocible: joven no muy agraciado físicamente pero que lo compensa con inteligencia, capacidad de liderazgo y simpatía. José es a la que mejor conocemos (probablemente tenga un ligero perfil autobiográfico, al fin y al cabo Almudena Grandes empezó a escribir porque no sabía dibujar), no le gusta pensar, no quiere complicarse la vida cuestionándose cosas. Sabe, porque es inteligente, pero prefiere vivir el momento sin más.

Hay un momento de la historia en la que todo se precipita, el cambio que se produce en los tres sucede de una forma tan rápida que me he quedado con la sensación de que realmente Almudena necesitaba más páginas y no sé si por falta de tiempo, necesidad o compromiso de publicar en una fecha concreta, o lo que sea, pero Almudena nos “roba” una parte de la historia. O más bien, nos la ofrece con cierta precipitación.

Aunque la novela empieza narrando las ambiciones artísticas de los tres jóvenes (es la parte en donde la calidad literaria de Almudena es más evidente), luego se centra en la relación entre los tres. Personalmente pienso que es un pequeño error, porque si bien la peculiar relación que mantienen es muy atractiva y está muy bien construida por la mano de Almudena Grandes, sin embargo nos desdibuja a los personajes porque se quedan incompletos al parecer que únicamente viven durante meses y meses esa relación, como si de repente sus proyectos artísticos apenas existieran. Y sin embargo, las ambiciones personales de cada uno en ese aspecto serán importantes para el transcurrir de la relación entre los tres.

Decía al principio que Almudena Grandes me agotaba y que nunca había comprendido porqué. Pero ahora me he dado cuenta que no es únicamente por la intensidad de lo que me transmite. Ya sé (ahora lo sé) que es algo que muchos críticos le reprochan, pero yo no me había dado cuenta hasta ahora (tengo mi propio ritmo). Y es que abusa mucho, muchísimo, de los adjetivos, y tiene ese ritmo siempre (curioso): de tres en tres (parece que es el número de Almudena, habrá que investigarlo). Unos pocos ejemplos (pero hay muchísimos más, incluso varios en la misma página):

“.. el desafío de pintar el lado bueno de las cosas injustas, desgraciadas o tristes.”
“Un gris casi blanco, amable, plateado, resplandecía en su enorme frente”
“Le pinté dormido y despierto, alegre y llorando, quieto y en movimiento, entero y por piezas.
“Tal vez no fuera brillante, pero era profundo, violento, conmovedor
“..no podría reprochárselo jamás porque le quería, porque le entendía, porque le envidiaba.”

Pero es capaz de hacerlo dos veces en una misma frase: “Cada uno de nuestros movimientos, de nuestras palabras, de nuestros gestos, parecía sincronizado, calculado, integrado en una secuencia perfecta que no había llegado a tener un principio y jamás podría alcanzar un final”

“.. porque él lo absorbía todo, lo masticaba todo, se lo bebía todo, y nos dejaba limpios, secos, exhaustos..”

Y más de dos veces tres: “Qué bien, pensé, qué bien, mientras nos besábamos, y nos acariciábamos, y nos desnudábamos de la manera torpe, ineficaz y confusa que resultaba del colocón que ambos compartíamos, tardamos mucho tiempo en progresar, flotábamos, teníamos la cabeza llena de humo y nos hacíamos un lío con las mangas, con los botones, con las cremalleras, pero todo daba igual, qué bien, pensaba yo, pero qué bien, me gustaba tanto besar a Marcos, acariciarle, desnudarle, sentir sus labios, sus manos, sus dedos, todo su cuerpo contra el mío, qué bien..”

Podría seguir poniendo ejemplos, he subrayado muchos y me he dejado muchos más sin subrayar. El caso es que este lenguaje tan sumamente descriptivo, repetitivo, si bien nos habla mucho de la riqueza del lenguaje de Almudena también me provoca agotamiento porque además no me deja un hueco para que mi imaginación aporte. Almudena no insinúa, le pone palabras a todo. Y a veces, al menos yo, necesito formar parte de la historia que leo intuyendo, leyendo entre líneas. Almudena no me deja, tiene palabras y no sólo una, tiene varias y las utiliza todas.

¿Es un libro que recomiendo? Pues sí. Yo siempre recomiendo a Almudena Grandes. Tal vez no sea el mejor libro de esta escritora, pero “mejor o peor” son términos relativos y subjetivos. Almudena Grandes siempre ofrece algo en sus  novelas, nunca “te vas” de vacío. Así que ¡¡claro que lo recomiendo!!.

Hace tiempo vi una película llamada “Un hombre enamorado”, de Diane Kurys y anoté esta conversación que se me quedó grabada:

Ella: “Si amas a dos personas a la vez, traicionas a las dos”.
Él: “Si piensas que sólo puedes amar a una persona, te traicionas a ti mismo”.

viernes, 13 de julio de 2012

Emaús (Alessandro Baricco)



Título original: Emmaus
Traductor: Xavier González Rovira
Páginas: 160
Publicación: 2009 (2011)
Editorial: Anagrama
Categoría: Narrativa
ISBN: 9788433975560

Sinopsis: El Santo, Luca, Bobby y el narrador son cuatro adolescentes que viven en un espacio y un tiempo indeterminados pero que remiten vagamente a una ciudad del norte de Italia en los años setenta. Pertenecen a la clase media y, sobre todo, son profundamente católicos. La aparición de Andre, una chica que procede de un mundon muy distinto (de clase alta y costumbres liberales), va a actuar como catalizador de una crisis que supondrá el derrumbe de todas sus certezas. Hasta entonces, han sido jóvenes llenos de grandes palabras (amor, deseo, dolor, muerte...) cuyo auténtico significado, en el fondo, desconocen. Ingenuamente, creen ser incapaces de vivir la tragedia, familiarizados como están con el drama doméstico menor.

Un libro desconcertante, me costó engancharme a él, pero fue cogiendo fuerza hacia la mitad de la lectura. Me costaba reconocer a Baricco en esta novela, parece que intenta experimentar, o tal vez el hecho de que sea en parte autobiográfica es lo que confunde. Su estilo narrativo se mantiene, la belleza y la poesía en su forma de escribir, pese a no escatimar ningún detalle en escenas escabrosas.

En pocas páginas, Baricco consigue dar una bofetada en el rostro de la educación católica. Lo hace narrando el despertar de unos adolescentes con una educación familiar fuertemente católica y que tienen que enfrentarse a diversos dilemas éticos en la dura batalla entre la educación y las hormonas..

La historia de Emaús relatada en el Evangelio de San Lucas nos cuenta en momento en que Cristo, ya resucitado, se presenta a dos de sus discípulos que no le reconocen hasta que es demasiado tarde. En la historia de Baricco, los adolescentes, anclados en su catolicismo, tampoco son capaces de reconocer la realidad pese a tenerla delante. Su propia fe les impide ver todos los claroscuros y matices que les rodean, les hace vivir sin ser conscientes de sus propias vivencias. No saben si aquello que desean es una tentación pecaminosa o es, sencillamente, la libertad.

Una novela arriesgada, ni siquiera después de leerla estoy segura de que el riesgo que Baricco asume compense. A él tal vez, al lector (a esta lectora por lo menos) no. Aún reconociendo estar delante de una gran obra, que se eleva con facilidad por encima de la media, me ha faltado algo. Un final menos precipitado, una poco más de profundidad.. Hay que reconocer que Baricco sabe escribir, y que, con esta novela, además ha sido valiente. Hay muchos escritores que no arriesgan y van a lo fácil. No es el caso de Baricco.
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martes, 10 de julio de 2012

Novecento (Alessandro Baricco)

Título original: Novecento
Traductor: Xavier González Rovira
Páginas: 88
Publicación: 1994 (2000)
Editorial: Anagrama
Categoría: Narrativa
ISBN: 9788433966223
Sinopsis: En los años de entreguerras, un transatlántico, el Virginian, recorría las rutas entre Europa y América, con su carga de millonarios, de turistas, de emigrantes… En el Virginian tocaba cada noche un pianista extraordinario, llamado Novecento, con una técnica maravillosa, capaz de arrancar notas mágicas, inauditas. Se hablaba de su inusitado duelo pianístico nada menos que con Jelly Roll Morton, el inventor del jazz… Se decía que el melancólico pianista había nacido en el barco, del que jamás habría descendido. Se decía que nadie sabía la razón.

Es un relato breve (algo que maneja muy bien Baricco), un monólogo absolutamente delicioso que te atrapa de principio a fin. Una pequeña obra de arte de esas que pasan desapercibidas, pero que todo amante de la literatura disfrutará. Y también los amantes de la música.

Escrito inicialmente como monólogo teatral, en pocas páginas Baricco consigue contarnos una historia intensa, redonda y completa. Impecable. Un relato tierno y emotivo que habla de algo habitual: el miedo o tal vez la renuncia (pero una renuncia consciente, meditada, tranquila, asumible).

Hay tanta belleza en esta pequeña joya que la recomiendo a quien quiera disfrutar de las palabras escritas, de las sensaciones que transmite, dejándote llevar por una tierna melancolía que te hará suspirar con dulzura.

Giusseppe Tornatore llevó al cine esta novela, con el título de La leyenda del pianista en el océano, que mantiene también un excelente nivel. 

lunes, 9 de julio de 2012

Ciudad de cristal (Paul Auster)


Serie: La trilogía de Nueva York 01
Título original: City of Glass
Traductor: Maribel De Juan
Páginas: 160
Publicación: 1985 (2010)
Editorial: Anagrama
Categoría: Narrativa
ISBN: 9788433975485
Sinopsis: Quinn, que en otros tiempos fuera poeta y cuya mujer e hijo han muerto, vive en la más absoluta soledad, escribiendo novelas policíacas, despojado de toda ambición literaria y lejos de los fastos del mundo. Alguien lo llama varias veces por teléfono en medio de la noche, tomándolo por un detective llamado Paul Auster, y solicitando con desesperación su ayuda. Quinn, entre curioso y conmovido, decide al fin personificar al desconocido Paul Auster y concierta una cita. Conoce entonces a otro pálido poeta, que cuenta una historia aterradora: cuando nació, su padre, una combinación de místico y lingüista demente, lo encerró y aisló del mundo durante años para que pudiera hablar «la verdadera lengua de los hombres», aquella que olvidaron tras la construcción de la torre de Babel. Pero el niño fue rescatado y el padre recluido en una institución un manicomio, o quizás una cárcel, de la que ahora está a punto de salir. Y el hijo, que teme por su vida, desea que el detective Paul Auster o Quinn lo proteja.

“Ciudad de cristal” es el primer relato de los tres que componen "La trilogía de Nueva York".

Puede parecer una novela policiaca, pero no. A mí me sorprendió el libro; me enganchó al principio, me fue sorprendiendo después y finalmente me desconcertó.

Es un libro desconcertante, pero atractivo. Las frecuentes referencias literarias son un extra para quienes nos gusta la literatura. Una escritura rica, lúdica, intuitiva, experimental, transgresora… que seduce, pero sólo si aceptas entrar en el mundo Paul Auster.

A Paul Auster le gusta jugar con las palabras y con los personajes (y, por tanto, con el lector), pero va cargando la situación de tanto simbolismo que el relato (o más bien el interés) va perdiendo fuelle. El juego que propone Auster, con paralelismos, dualidades, reflejos, simetrías, juegos de palabras, realidades alternativas, laberintos, mezclando realidad y ficción.. es inteligente y atractivo, aunque la sensación final es que el propio Auster se acaba perdiendo en el juego o al menos lo “carga” tanto que te desconcierta. Pero es un libro arriesgado, valiente, que requiere que el lector no sea una figura pasiva y que adopte un papel de cómplice. Si aceptas la propuesta de Paul Auster no te arrepentiras. Pero si no entras en su juego será fácil que la trilogía de Nueva York la empieces y la termines aquí.

Me aventuraré más adelante con “Fantasmas” y “La habitación cerrada” porque personalmente me ha enganchado la propuesta de Auster.
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viernes, 6 de julio de 2012

Tan fuerte, tan cerca (Jonathan Safran Foer)


Título original: Extremely loud & Incredibly close
Traductor: Toni Hill
Páginas: 472
Publicación: 2005
Editorial: Lumen
Categoría: Narrativa
ISBN: 8426415164
Cubierta: degray318
Sinopsis: Oskar Schell es un niño de nueve años muy especial, dotado de una aguda sensibilidad y de un talento versátil, que, tras perder a su padre el 11 de septiembre de 2001, encuentra entre los enseres del difunto un sobre con la palabra «Black» escrita en el dorso y una llave en su interior. Inmediatamente el pequeño decide que esa llave resolverá el misterio del último día de su padre, explicará por qué estaba en las torres, cuál fue el motivo de su muerte. Empieza así la peculiar e insólita odisea de Oskar por la herida ciudad de Nueva York en busca de todas las personas, lugares u objetos relacionados con el misterioso sobre. Al tiempo que el fantasma de su padre se dibuja en la telaraña de Manhattan, se iluminan también los orígenes de Oskar y la historia de sus abuelos, huidos de Dresde durante la Segunda Guerra Mundial...

 
Leí la reseña de este libro en algún lugar de Internet que ahora no recuerdo, y siento que sea así porque agradezco enormemente haber descubierto a este autor, o al menos este libro.

Tan fuerte, tan cerca es un libro absolutamente diferente, original y, sobre todo, impactante. Creo que es de esos libros que tienes que leer dos veces: la primera para avanzar en la historia, para capturar el desenlace, navegar por lo que el autor te cuenta hasta que llega a buen puerto. Y la segunda para saborear cada frase, cada emoción, cada mensaje, cada sentimiento, disfrutar de lo que te hace sentir, de lo que te conmueve, de lo que te divierte, para regodearte en una lectura pausada como un gourmet de las palabras, del texto delicado y exquisito, para detenerse en el detalle.

No es un libro fácil, al menos para algún tipo de lector más convencional. Pero es un libro para tener cerca. Una buena inversión.

Son dos historias en una, relacionadas entre sí. Aunque en realidad son muchas historias, incluso en algún momento también es la historia de la persona que lo está leyendo, en algún párrafo (en mi caso, en muchos) era también mi historia.

El protagonista, Oskar, es absolutamente entrañable y tierno, aunque no lo son menos el resto de personajes que le van acompañando a lo largo de su búsqueda. La ternura es impagable y en este libro la hay a mansalva. También el humor, la (cruda) realidad, el amor, las dudas, la imaginación, los deseos, los sacrificios..

La lectura del libro es original: páginas en blanco, páginas con únicamente una frase, con fotografías, palabras en color, textos imposibles de leer... Nada de eso entorprece la lectura, al contrario, todo encaja y da fuerza (que ya la tiene) a la historia y al texto.

Uno de los mejores libros que he leído últimamente. Hay una película sobre el libro, protagonizada por Thomas Horn y Tom Hanks, no la he visto, pero me cuesta creer que iguale la calidad del libro.

Tal vez no sea una joya literaria, pero por alguna extraña y desconocida razón es un libro que ha dejado huella en mí.
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